¿Cómo es el mantenimiento de un coche eléctrico?

Mantenimiento de un coche eléctrico

El mantenimiento de un coche eléctrico es más sencillo que el de un coche a combustión. Esa es una, entre muchas, de las grandes ventajas de un coche eléctrico y la punta de lanza de fabricantes y distribuidores. La movilidad sostenible no solo es un alivio para la huella de carbono colectiva, sino que representa la nueva revolución en la industria automotriz y ha llegado para quedarse definitivamente. 

Sabemos que aún necesitan evolucionar para igualar el rendimiento y la practicidad de los vehículos con motor térmico, pero existen otros aspectos en los que los coches eléctricos ofrecen ventajas claras sobre sus contrapartes convencionales. 

Por ejemplo, sabemos que quienes tienen coches eléctricos disfrutan de costos de mantenimiento significativamente más bajos, y que los procesos de mantenimiento son más sencillos. ¿De qué hablamos cuando hablado del mantenimiento de un coche eléctrico? ¿Qué diferencias guarda con el mantenimiento de un coche a combustión? Abordamos estas preguntas a continuación.

Mantenimiento del motor

Empecemos por una de las partes más delicadas de un coche: el motor. Un punto fundamental a favor del mantenimiento de los vehículos eléctricos radica en su motor, que es considerablemente más simple en comparación con el motor de un vehículo convencional de combustión interna.

Es un argumento totalmente válido, sobre todo si tomamos en cuenta que el motor convencional está compuesto por miles de piezas expuestas a fricción y elevadas temperaturas, lo que lo convierte en un componente altamente complejo y sofisticado.

Esto conlleva la necesidad de realizar un mantenimiento regular y la sustitución periódica de diversas piezas, ya que, a pesar de los cuidados adecuados, llegará el momento en que filtros, aceite, embrague, correa de distribución y varias otras componentes necesitarán ser renovadas.

En cambio, el motor eléctrico no requiere mantenimiento, ya que carece de piezas móviles sujetas a fricción o temperaturas elevadas. A pesar de que el concepto de vehículo eléctrico es relativamente reciente, la tecnología en sí ha sido probada y existió incluso antes que el motor de combustión. Sin embargo, por diversas razones, quedó en segundo plano durante décadas.

Lo mismo se aplica a la electrónica y al sistema de carga integrado en el vehículo eléctrico, ya que no necesitan ningún tipo de mantenimiento.

Mantenimiento de batería 

El segundo componente esencial en el mantenimiento de un coche eléctrico son las baterías, responsables de darle la autonomía necesaria. Similar a la disminución de la capacidad de una batería de teléfono móvil con el tiempo, lo mismo ocurre con la batería de un automóvil eléctrico. La batería se degrada a medida que se utiliza, debido a los ciclos de carga y descarga, resultando en una disminución gradual de su capacidad de almacenamiento de electricidad.

Las baterías suelen tener una garantía a ocho años para el 80% de su capacidad. Aunque estén diseñadas para durar el mismo tiempo que el coche es posible que en algún momento tengan que ser remplazadas. Sin embargo, al no requerir mantenimiento durante su vida útil, le evita costos adicionales para el propietario.  

Para prolongar la vida útil de las baterías, es recomendable evitar las cargas rápidas en la medida de lo posible, ya que operan a una potencia superior a la normal y pueden afectar negativamente a la batería. Adicionalmente, se recomienda no conducir habitualmente con niveles de batería muy bajos o altos, es decir, inferiores al 10-15% o superiores al 90%.

Mantenimiento de transmisión

La transmisión se caracteriza principalmente por ser de bajo mantenimiento en la mayoría de los vehículos eléctricos. Al incorporar un diferencial y un único reductor de engranajes de una velocidad, estas transmisiones son considerablemente menos complejas en comparación con las cajas manuales o automáticas convencionales de varias velocidades.

Aunque el funcionamiento de la transmisión también depende del líquido de transmisión para mantenerse en óptimas condiciones, por lo general, no será necesario reemplazarlo a lo largo de la vida útil del automóvil. De hecho, muchos fabricantes aseguran que la unidad está sellada de manera permanente. 

Sin embargo, es importante tener en cuenta que el aceite de transmisión podría necesitar un cambio, por lo que se recomienda consultar el manual de instrucciones del propietario para conocer los intervalos recomendados de cambio de aceite de transmisión.

Mantenimiento del sistema de refrigeración

De manera similar a los vehículos de combustión interna, los automóviles eléctricos cuentan con un sistema de refrigeración diseñado para mantener la batería a una temperatura adecuada, independientemente de la intensidad de operación del motor eléctrico del vehículo o de las condiciones climáticas exteriores.

En su mayoría, estos vehículos emplean un sistema de refrigeración líquida que utiliza un líquido refrigerante. Este líquido es suministrado directamente al sistema de gestión térmica de la batería, garantizando la regulación de la temperatura alrededor de la fuente de energía y del conjunto de baterías. Además, evita el sobrecalentamiento de componentes eléctricos críticos como el cargador y el convertidor.

Para mantener la eficiencia del sistema de gestión térmica, es esencial realizar el cambio oportuno del líquido refrigerante. La ventaja es que este cambio no se requiere con frecuencia, así que el mantenimiento de un coche eléctrico estándar no tiene por qué complicarse. Se recomienda consultar el manual del propietario para conocer el intervalo recomendado para este servicio en su vehículo eléctrico específico.

Diferencias con los coches a combustión: ni aceite, ni bujías, ni cambio de frenos

La presencia de un menor número de piezas implica que hay menos elementos susceptibles al desgaste, lo que conduce a una reducción en la necesidad de llevar a cabo ciertas operaciones de mantenimiento típicas de los vehículos de combustión. 

Por ejemplo, no es necesario realizar cambios de aceite, bujías, filtro de aire y combustible o correa de distribución. Adicionalmente, hay ciertos elementos presentes en los vehículos eléctricos que experimentan un desgaste menor en comparación con los vehículos de combustión.

Otro ejemplo evidente de esto son los frenos. Aunque en un automóvil eléctrico se deben cambiar las pastillas y discos eventualmente, este desgaste ocurre mucho más lentamente. Esto se debe a que el sistema de frenado de los vehículos eléctricos sufre menos desgaste gracias a la implementación de la frenada regenerativa.

Intervalos de revisión

Otra gran ventaja de los coches eléctricos son los intervalos entre las revisiones. Mientras que en un vehículo tradicional se recomienda realizar revisiones anuales o cada 20.000 kilómetros, en un vehículo eléctrico estas pueden llevarse a cabo cada dos años o cada 30.000 kilómetros.

Cuando se realiza una revisión en un automóvil eléctrico, se presta especial atención a componentes específicos como el motor eléctrico, las conexiones y, sobre todo, la batería, como se detallará más adelante.

¿Existe un ahorro real con el coche eléctrico? 

Se estima que el mantenimiento de un automóvil eléctrico puede resultar hasta un 30% más económico en comparación con un vehículo de motor diésel o gasolina equivalente.

Como hemos visto a lo largo de este artículo, la razón principal es bastante simple: los vehículos eléctricos carecen de un motor térmico y, por ende, no cuentan con cientos de piezas y componentes móviles que se desgastan con el uso y el tiempo.

 

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